La gestión adecuada de residuos sólidos en la actualidad es un interés común principalmente por los impactos paisajísticos e impactos ambientales que esta genera; como dato curioso, en el país solo el 17% de los residuos que se generan son aprovechados a través de procesos de transformación mecánica o química, lo que indica que el 83% de los residuos sólidos que se generan en el país terminan en rellenos sanitarios, ríos, zonas protegidas o bosques y parques.
Los rellenos sanitarios son un esquema de manejo de residuos que proviene de prácticas poco amigables con el medio ambiente, el fin de un relleno sanitario es acumular toneladas de residuos clasificados como no aprovechables, en pilas de basura que una vez cumplan una altura determinada se cubrirán con diversos materiales y tierra para posteriormente usar el terreno con algún fin de conservación y/o construcción.
En Colombia, el uso de rellenos sanitarios representa un riesgo a la salud pública, a las fuentes hídricas y genera altos impactos al medio ambiente debido a que los residuos que se disponen en estos espacios no son separados adecuadamente desde su generación.
Por lo tanto, la mezcla de residuos no aprovechables con la descomposición de residuos orgánicos genera lixiviados que se filtran a través de escorrentía impactando los cuerpos de agua superficiales, que en su mayoría poseen agua dulce, apta para consumo humano.
A su vez, lo olores ofensivos que se generan por descomposición se mezclan con el material particulado del entorno; industrias manufactureras, gases vehiculares, quemas, entre otros; generando una alta carga tóxica de gases contaminantes que se condensan y son percibidos manera directa mediante las corrientes de aire o por lluvia ácida.
Pese a que los rellenos sanitarios son nuestro manejo de residuos hoy en día aceptado, la realidad es que en Colombia el 34% de estos sistemas no está autorizado para su funcionamiento, es decir, son botaderos a cielo abierto y de los rellenos sanitarios que están autorizados en el país, al menos al 30% cumplieron su ciclo de vida o están a menos de 3 años de caducar, siendo esta cifra relevante para identificar que es un riesgo inminente la inadecuada gestión de los residuos sólidos.
Aunque parece abrumador, desde la década del 2000 se vienen presentando problemáticas de carácter ambiental alrededor de la gestión de residuos, pues debido a nuestra diversidad de altitudes y zonas geográficas, el problema realmente se agudiza cuando los residuos son desechados a fuentes hídricas como ríos, mares, quebradas y lagunas ya que no solamente se está contaminando el recurso hídrico y agotando su explotación para consumo humano sino que además esta mala gestión amenaza los ecosistemas acuáticos y sobre todos aquellos que están delimitados a condiciones especiales de la zona como clima, disponibilidad de nutrientes y vegetación para la alimentación de peces y crustáceos que habiten allí.
Como sociedad nuestro deber y responsabilidad es mantenernos a la vanguardia de esas buenas prácticas en la disminución de residuos y ser responsables con el adecuado desecho de los residuos que si logramos generar.
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